Tu historia está en tus cicatrices.
En las batallas que libraste sola.
En la fuerza que ni tú sabes de dónde sacaste, pero que siempre estuvo allí.
Está en esas veces que pensaste que no podías más, y miraste hacia atrás para darte cuenta de lo lejos que habías llegado.
Y te voy a decir algo.
A los demás les da igual.
Es tu historia.
Y basta con que la sepas tú.
El resto puede quedarse en la superficie, juzgarte por lo que ven, poner etiquetas a lo que no entienden, decidir que te has «perdido» o que «deberías» ser de otra forma.
Pero sabes qué, ¿verdad?
A la mierda con ellos.
Tu historia no la necesita entender nadie más.
No les debes explicación alguna.
Ni la más mínima.
Tu experiencia boudoir no es para ellos.
Es para ti.
Porque esa mirada que vas a ver en la cámara, esa expresión…
esa va a ser tuya.
Con todas las historias, risas, llantos, momentos de mierda y días gloriosos que solo tú has vivido.
¿Quién se atreve a juzgar lo que nadie ha sentido?
¿Quién tiene el derecho a decidir lo que una mujer puede o no puede hacer con su vida, con su cuerpo, con su historia?
Nadie.
NADIE
Así que no te preocupes por lo que los demás puedan pensar de ti.
No es para ellos.
No tiene que ser para nadie más que para ti misma.
Tú estás ahí para verte, para sentirte, para descubrir que esa mujer que quizás olvidas en el día a día… está en ti.
Y cuando te veas frente al espejo, te vas a dar cuenta de lo que de verdad importa.
Tu historia.
La que tú sabes.
La que solo tú entiendes.
La que te hace única.
Ese momento ante la cámara no es para crear una imagen perfecta.
Es para crear la imagen.
La tuya.
La que refleja lo que has vivido, lo que has superado, lo que has sido capaz de aguantar y todo lo que has conquistado.
No la necesitas para demostrarle a nadie lo que eres.
Es para ti.
Para que cuando mires esas fotos, mires esa imagen y digas: «Esta soy yo«.
Y esa mujer, con todas sus imperfecciones, con todas sus marcas, con toda su historia… se merece aplaudir cada paso que ha dado.
Eso es lo que queda en la foto.
Tu historia.
Tu poder.
Y lo mejor de todo: lo sabes solo tú.
Así que olvídate de los demás.
Tú tienes lo que realmente importa.
Y esa historia solo la debes a ti misma.
Nada más.
Y cuando la cámara dispare, nadie más sabrá lo que pasa por tu mente.
Pero tú sí.
Y es todo lo que necesitas.
