Por qué no debes de vivir una experiencia boudoir

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Por qué no debes de vivir una experiencia boudoir

Hace años, una amiga mía decidió irse de viaje sola.
Siempre había tenido miedo, pero un día, sin esperarlo mucho, se lanzó. Aquel viaje no tuvo un final épico ni lecciones grandiosas, pero fue su manera de darse algo a sí misma, sin excusas ni explicaciones.

Sólo porque lo quería.

No sé qué tiene que ver esta historia con las fotografías boudoir, pero quizá te ayude a entender algo: lo que te detiene no es el miedo a lo «raro», sino la creencia de que no lo mereces, que es un lujo innecesario.

Sin embargo, cuando te atreves a mirarte de forma distinta, algo dentro de ti cambia.

No voy a presionarte para que vivas una experiencia boudoir. De verdad, es una decisión tuya.
Pero, si lo haces, lo que vas a descubrir sobre ti misma podría sorprenderte. Nadie más va a decidir si es el momento adecuado, si lo necesitas o si lo mereces.

Solo tú puedes responder eso.

Quizá ahora estés pensando que no puedes permitírtelo, o que no es esencial.
Tal vez tengas razón.
Pero, ¿cuántas veces has sido la última en tu lista de prioridades?
¿Cuántas veces dejaste de darte algo porque parecía “superficial”?

Esta experiencia no es sólo para hacer fotografías.
Es una inversión en ti misma, algo que puede quedarse contigo para siempre.

Y si ahora no puedes hacerlo, está bien.
Entiendo que el dinero no sobra.
Pero si algún día decides que es tu momento, aquí estaré, sin presiones ni expectativas.
Lo importante no son las fotos ni la sesión. Es lo que descubres sobre ti misma.

Hazlo si lo sientes.

Porque las que se atreven no se arrepienten. Lo que encuentran al mirarse con una nueva luz es invaluable.

Nos vemos cuando decidas que es tu momento.